Ignacio Orbaiceta fue un buen pistard y por tanto un buen sprinter en pruebas de carretera. Y era bueno en ciclo cross: fue bronce en un Campeonato de España detrás de los hermanos Lizarazu.
En el Tour del 76 fueron él en el despacho y Ocaña en la carretera los que animaron aquel Tour: sin ellos lo hubiera ganado Zoetemelk.
"Entrenó" a Bernardo Ruiz en la Barcelona Pamplona de 1951.
Bernardo le llamó para que lo hiciera pero Ignacio le dijo que no, que su moto era una Norton y que no valía para la carrera.
Ruiz le contestó que comprara una Lube de 125 y que se viniera para Zaragoza; que allí estaría él esperándole.
Se encontraron en Zaragoza y a modo de ensayo se fueron a Barcelona, Ignacio en la Lube y Ruiz detrás.
Ya en la carrera, ganaron la primera etapa, Barcelona Zaragoza. Y en la segunda Poblet les derrotó en el sprint de Pamplona. Pero la general fue para Ignacio y Bernardo.
En las carreteras navarras, la gente en vez de aplaudir a Ruiz aplaudía al de la moto, es decir a Orbaiceta.
Ignacio era un hombre muy religioso; concretando, era católico a machamartillo.
En esa joya de Conexión Vintage que fue la pieza dedicada a Ruiz, éste cuenta que ya en la carrera, para animarse y para animar a Orbaiceta, el oriolano soltaba una blasfemia tras otra.
Ignacio le dijo que, o paraba de blasfemar o él se paraba, y la carrera se iría a freir esparragos, esparragos de Navarra naturalmente.