Tresfonsitas
Nati Mistral
Natividad Macho nace en Madrid, en 1928.
Rafael de León
Nati Mistral se identificó a si misma en algún momento con el machismo. Respetando la intención de la artista, que seguramente perseguía con su postura una finalidad positiva, no parece acertada la posición de la popular cantante madrileña.
El machismo, la ideología machista, presupone hondas diferencias entre el quehacer de las mujeres y de los varones. Pues bien, el trabajo de Nati Mistral, su interpretación casi perfecta de las melodías y las letras populares españolas, apenas tiene rasgos diferenciadores de lo que podría haber hecho un varón.
Es cierto que hay mujeres, grandes artistas por cierto, que dejan en su labor huellas claras y distintivas derivadas de su condición femenina. Pero no es el caso de Nati Mistral. Tomemos el ejemplo de la defensa de la tradición en "Viejo tapiz":
Ya no queda nada de esos romanceros
Majos verbeneros de nuestro viejo Madrid
Y otros duros tiempos han barrido todos
Esos sentimientos de sus típicos chotís.
No hay en el modo de decir e interpretar de la cantante nada que pueda diferenciar el trabajo del que pudiera hacer un varón. El rostro de Nati Mistral, sus faldas, el tono de su voz, sólo son diferencias accidentales.
La ideología machista, propone, para las relaciones amorosas un modelo de varón perfectamente increíble: el príncipe azul. Tras las primeras experiencias aparece de modo absolutamente inevitable la desilusión, cuando no el desastre. Los grandes poetas como Rafael de León y los grandes cantantes pueden mostrar sus habilidades tratando sobre el tema:
Éramos como dos remos de una misma embarcación;
lo mismo que dos latidos en un mismo corazón.
Igual que torre y almena.
Igual que puente y que río.
Como el preso y la cadena.
Como la nieve y el frío.
Pero el viento de la vida se llevó nuestra pasión,
y ahora vamos separados como barco sin timón.
Tras la desilusión, y dependiendo de las oportunidades que la vida le ofrezca, la mujer tendrá que conformarse con un canalla, o bien buscar un buen compañero con el que compartir las asperezas de la existencia. Ese buen compañero tendrá cualidades que no deberían suponer diferencia alguna con las buenas cualidades de una mujer. Naturalmente esta afirmación no quita para que se seleccionen los aspectos complementarios que una buena pareja debe incluir: por ejemplo, una nariz grande puede ser un excelente complemento para una nariz diminuta.
Unamuno y Victoria Kent
Nati Mistral ha dado muestras de su respeto por el general Franco, así como de cierta admiración por el que fuera Jefe del Estado.
Verdaderamente da que pensar el excesivo interés que sigue suscitando el dictador. La realidad es que todo está escrito sobre este hombre. Su competencia como militar. El modo en que el azar le acompañó hasta situarle a la cabeza de la rebelión. Su responsabilidad en la dura represión de la posguerra. Su habilidad para mantenerse en el poder.
En cuanto al movimiento de repulsa que sigue suscitando en la sociedad española poco hay que objetar. Si acaso sorprende la fuerza con la que esta animadversión se presenta en españoles que no habían nacido cuando el general murió. Si estudiáramos los antecedentes de estos españoles, podríamos encontrar que entre sus 8 bisabuelos y sus 4 abuelos hay cierto equilibrio entre indiferentes, opositores y partidarios de la Dictadura.
También sorprende el contraste entre este interés por Franco y el desinterés por los hombres de talla de su época: Ortega, Marañón, Herrera Oria, las señoras Maeztu, Kent y Campoamor, Unamuno y Madariaga, Maura y Besteiro, Azaña y Alcalá Zamora, Maeztu y Pérez de Ayala… Y sorprende que mientras al general brillante y hombre mediocre le toca el premio gordo de la lotería, esta generación de hombres grandes naufraga en un mar de pasiones desatadas. Se utiliza aquí el sustantivo hombre en la primera acepción del Diccionario: ser animado racional, varón o mujer.
Y sorprende el poco interés por el comportamiento de las viejas clases dominantes en la sociedad hispana. Por el modo en que los señores terratenientes, los señores financieros y los señores obispos recuperan en los años de Franco el poder omnímodo que creían perdido para siempre con la llegada de la República. Y por el modo en que el Concilio Vaticano y el Mercado Común Europeo les despiertan de su sueño. Comprenden que lo que les conviene es mantener su poder a medio y largo plazo y que este objetivo no está ni mucho menos garantizado por la Dictadura. Prudentes y cautelosos deciden contemporizar con el general y esperar tiempos mejores.
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Machismo