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pitagoras Tresfonsitas

John Wayne

Centauros del desierto nos muestra la busqueda, por parte de Ethan Edwards (John Wayne), de sus sobrinas Lucy (Pippa Scott) y Debbie (Lana y Natalie Wood), raptadas por comanches. Ayudan a Ethan, el prometido de Lucy, Brad Jorgensen (Harry Carey, Jr.) y Martin Pawley (Jeffrey Hunter).

Ethan encuentra el cadaver de Lucy y lo entierra, pero Brad cree haberla visto prisionera y todavía con vida.

Entre Ethan y Brad se da el siguiente diálogo:

Ethan: What you saw wasn't Lucy.

Brad: But it was, I tell you!

Ethan: What you saw was a buck wearin' Lucy's dress. I found Lucy back in the canyon. Wrapped her in my coat, buried her with my own hands. I thought it best to keep it from ya.

Brad: Did they...? Was she...?

Ethan: What do you want me to do? Draw you a picture? Spell it out? Don't ever ask me! Long as you live, don't ever ask me more.

Brad es victima del engaño al que le somete su propio cerebro, en el deseo de recuperar a su novia. Lo que sólo es un pelele cubierto con la ropa de Lucy, es percibido por él como algo real. Brad insiste y Ethan intenta convencerle con paciencia.

Como Brad, aunque ya vacilante, persiste en su error, Ethan intenta, ahora con cierta violencia verbal, sacarle de su equivocación. Y es que en las circunstancias en que se encuentran el malentendido puede costarle la vida al joven. La fuerza que ejerce Ethan no logra su objetivo (deshacer el equívoco) y, en efecto, Brad muere.

Jeffrey Hunter

El propio Ethan vivirá un episodio similar. Ya no se trata de un engaño a los sentidos. Lo que se produce es un conflicto entre dos elementos profundamente insertados en el cerebro de Ethan, podríamos decir que constitutivos de su personalidad: el amor a su familia, por un lado, y por otro, su odio a los pieles rojas. Y la mente del "hombre de piel blanca" intenta resolverlo "enterrando" el amor a Debbie en una caverna de su cerebro, tan profundamente que deje de molestar los principios racistas de Ethan Edwards.

También aquí tendremos quien intente, e igualmente con cierta violencia verbal, quebrar el engaño. Es el joven Martin Pawley.

En esta ocasión triunfa la realidad sobre lo fantasmal, si entendemos como real el afecto parental, y al "racismo" como un fantasma, eso sí, peligroso y criminal.

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