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pitagoras Tresfonsitas

Unamuno

Sí, la nación, la nación española se entiende, es hoy por hoy liberal, pese a quien pesare. El gobierno más conservador, el gobierno que pase aquí por más neo, no será nunca capaz de hacer lo que haría un municipio o la diputación de ciertas regiones si éstas gozaran de completa autonomía. El poder central es hoy la garantía de la libertad de conciencia, y por algo todos los neos y reaccionarios, todos los partidarios de la unidad católica, lo son a la vez de la descentralización.

La reivindicación que don Miguel hace de la nación hispana y la asignación de un objetivo concreto para ella, la consecución de la "libertad de conciencia", colocan al intelectual bilbaino en la posición de ejemplo y líder de la "nación española".

Contrapone Unamuno su propia posición a la de los ultramontanos o "neos", abreviatura de neocatólicos, defensores de la unidad católica romana.

La España en la que viene al mundo Miguel de Unamuno es un pequeño Estado, heredero del gigantesco Imperio Español. Y este Imperio Español ha descansado sobre el principio fundamental de la "unidad católica". Flamencos y una minoría de aragoneses y castellanos han sostenido la absurda política bélica de los Habsburgo empeñados en defender sus propiedades familiares, a costa no sólo de dilapidar las inmensas rentas generadas en América, sino también de empobrecer a los ciudadanos de la Península Ibérica. Estos cortesanos han impuesto al desgraciado pueblo su poder absoluto usando la eficaz palanca de la unidad de fe.

Y esta pequeña España ha heredado este elemento constitutivo del Imperio: la unidad en la fe católica. Y Unamuno propone al pueblo español terminar con este principio proponiendo un liberalismo fundado en la libertad religiosa. Y lo hace desde una postura radical y profundamente cristiana.

Pero el pueblo español no puede seguir a este vasco universal. Admira a don Miguel pero no le entiende. Algunos interpretan que la libertad es sinónimo de quemar conventos y asesinar a algunos frailes.

En cualquier caso el pueblo es vencido y la nación española es derrotada por la España Católica.

El Concilio Vaticano

Sin embargo la libertad religiosa llegará a España. Juan XXIII ha convocado un concilio que Pablo VI se encargará de llevar a buen puerto.

Ese Concilio se moverá despacito pero llegará al fin al punto en que declarará que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Y afirmará que ese derecho a la libertad religiosa ha de ser reconocido en el ordenamiento jurídico, de tal manera que llegue a convertirse en un derecho civil.

El catolicismo apostólico y romano, vencedor en España, es derrotado en Roma. Un guipuzcoano de Lezo no puede contener las lágrimas. Sus colegas obispos le preguntan por el motivo de su desconsuelo: "es que yo he defendido lo contrario de la libertad de conciencia", confiesa el ultramontano.

El nacionalismo vasco

En la pequeña Bilbao en la que nace Unamuno la tasa de mortalidad infantil es brutal. Pero el pequeño Miguel logra alcanzar la adolescencia, igual que otro niño nacido con pocas semanas de diferencia, y de nombre Sabino.

Los dos conocerán el ensanche espacial de la Villa y el crecimiento demográfico exponencial, y el Sitio impuesto por los soldados carlistas.

Sabino Arana propondrá a las gentes vizcaínas sus ideas que se encuentran resumidas en el lema "JEL". Unamuno traduce libremente el contenido de ese lema como "Unidad católica y Fueros".

Sabino ha recibido una excelente educación y socialmente habría que encajarle en la clase acomodada del Bilbao del XIX. Pero cuando se encuentra con otro bilbaino por las calles de la Villa, o cuando coincide con las clases populares en una romería, inmersos todos en el ambiente del chistu y el tamboril, Sabino es uno más. Y, sobre todo, le oyen, le escuchan y le entienden perfectamente.

El movimiento aranista, impulsado inicialmente por Sabino, cruzará la frontera del siglo XX, recorrerá sus cien años sin parar de crecer, y se internará en el siglo actual, el XXI, con una vitalidad innegable.

La pregunta es: ¿adónde va el nacionalismo vasco?

La pregunta también podría ser: ¿adónde va la nación europea? Y las opciones no serían muy diferentes de las que se ofrecían a Sabino y Miguel a fines del XIX.

¿Se encamina Europa hacia el liberalismo y hacia la libertad religiosa en particular.

¿Se dirige Europa hacia el anticristiano principio de la "unidad religiosa" y hacia el reconocimiento de los pueblos europeos "genuinos" y de sus "leyes viejas".

La respuesta no es fácil. Ikusiko dugu.

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