Tresfonsitas
José Martínez
José Martínez, Pirri, tras la eliminación del Barça y Real Madrid de la Copa de Europa de 2012 ha venido a decir:
"El Madrid debía haber sido un equipo superior al Bayern. Sin embargo, se mostró como un equipo de fuerzas limitadas; sin la frescura que le hubiera permitido doblegar a los alemanes."
"Y del Barcelona en relación al Chelsea se puede afirmar tres cuartos de lo mismo: no pudieron dominar a los ingleses en la medida que se podía y debía esperar."
La explicación la encuentra Pirri en la agotadora pelea que los 2 equipos españoles han desarrollado por el título de la Liga española.
La cuestión es, ¿con que objetivo se dotan el Barcelona y el Madrid de unos presupuestos de un nivel sólo comparable al de los equipos de Manchester o de Milán? El planteamiento de la pregunta lleva implicita la respuesta: el objetivo es la lucha por la Copa de Europa.
Así pues, hay que concluir que los dos equipos españoles han dejado en un segundo lugar la lucha por la Copa de Europa, que justificaría el esfuerzo económico que realizan, para centrarse en una lucha mano a mano entre ellos dos, por el título de la Liga española.
La responsabilidad de este error estratégico no se puede atribuír a sus entrenadores, hombres concentrados al 100% en su profesión, en la que procuran alcanzar el máximo rendimiento, cuando no la excelencia. Menos aún se puede achacar a los futbolistas.
La responsabilidad de este desvío se debe localizar en la esfera de la dirección de estas entidades. Si nos situamos en el nivel de la gerencia profesionalizada, tendríamos la misma duda que se plantea en tantas organizaciones empresariales de cualquier sector económico: ¿qué persiguen realmente estos administradores de haciendas ajenas?
Pero si ascendemos hasta la cúpula de estos entes deportivos "no mercantiles", como son Barcelona y Madrid, entonces las dudas se transforman en perplejidad: ¿qué motivaciones podemos asignar a los dos Presidentes de estas dos asociaciones deportivas? ¿El amor al Barça? ¿El amor al Real Madrid? ¿El odio al Madrid? ¿El odio al Barça?