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pitagoras Tresfonsitas

José Antonio Martín Otín

El comentarista y exfutbolista Jose Antonio Martín Otín, Petón, nos informa sobre su propio pensamiento (el de Petón) con ocasión de una polémica relacionada con un acto en recuerdo de los españoles que fueron a combatir en el frente que oponía a nazis y soviéticos en la Segunda Guerra Mundial.

Creía entonces en la nacionalización de la banca… y en la reforma agraria, y lo hacía siguiendo a José Antonio, al de verdad, no al que nos mostró el franquismo con la complicidad intencionada de la… izquierda. Y creo en una España… en paz y saludable convivencia. En la que cualquiera pueda cantar lo que le apetezca… sin fanatismo.

Desde luego hay que ser partidario de que en España se pueda cantar lo que a uno le apetezca, aunque la canción no tenga los mejores versos de Foxá o de Dionisio, ni sea la mejor música del Maestro Tellería.

Y hay que estar de acuerdo con Petón en que el Jose Antonio Primo de Rivera que mostraban el general Franco y su Régimen estaba bastante alejado del verdadero.

Pero posicionar al Jose Antonio verdadero en la proximidad de la nacionalización de la Banca y la Reforma Agraria, es cuando menos sesgado y poco preciso.

El sistema de ideas políticas de Jose Antonio era próximo al ideario del fascismo italiano. Lo cual no quiere decir que Jose Antonio hubiera seguido la ruta por la que circuló el movimiento fascista impelido por sus componentes esenciales: nacionalismo, izquierdismo y violencia.

Por otra parte, el pensamiento de Jose Antonio pivotaba sobre un Ejército depositario de la última palabra en lo que se refiere a las decisiones políticas del pueblo español. Más o menos lo que habían representado los militares a lo largo del siglo XIX, o su propio padre, don Miguel Primo de Rivera, ya en el siglo XX. Lo cual no significa en absoluto que Jose Antonio hubiera sido partidario de la guerra sanguinaria que se vivió del 36 al 39, ni del tipo de Dictadura militar que cuajó posteriormente.

Sobre la evolución de su pensamiento es mejor no especular. A algunos nos gustaría imaginar un Jose Antonio en netas posiciones democráticas, al modo de Dionisio Ridruejo, pero eso no deja de ser una preferencia como cualquier otra.

Sobre el verdadero Jose Antonio poco se puede decir, como sucede generalmente con aquellos que mueren jovenes. Defendió la memoria del Dictador Miguel Primo de Rivera, su padre, al que el pueblo español había recibido con el mayor entusiasmo y al que despidió con una indiferencia igualmente mayoritaria; comportamiento estúpidamente entusiasta y cobardemente indiferente en el que el pueblo español estuvo encabezado por el propio Rey.

Y se podría añadir que Jose Antonio supo morir con dignidad. Como tantos y tantos españoles.

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