¡Bienvenidos!
pitagoras Tresfonsitas

Ortega y Gasset

Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.

Esta cita de Ortega es archiconocida, aunque hay que reconocer que suele reducirse al 50% primero.

El Evangelista Juan cuenta que los fariseos le trajeron a Jesús una mujer sorprendida en adulterio; y le recordaron que en la ley de Moisés la pena consistía en apedrear a tales mujeres.

Y como Jesús no les hacía caso, sino que inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo, ellos insistieron. Entonces el galileo pronunció la conocida sentencia: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

Y luego volvió a inclinarse hacia el suelo y siguió escribiendo en tierra. Y ellos se fueron marchando y quedó sólo la mujer.

Por fin se enderezó Jesús, y preguntó a la mujer, ¿Nadie te ha condenado?

Ella respondió: Ninguno, Señor.

Entonces Jesús le dijo: vete, y no peques más.

Muchos pintores geniales han plasmado esta escena del Nuevo Testamento. Pero quizás la pintura que nos hace Juan sea insuperable.

Un historiador podría establecer la hipótesis de que Jesucristo conocía no sólo el griego, sino también la cultura helenística. Los que creemos en el Hijo de Dios pensamos que su conocimiento estaba fuera del espacio y del tiempo.

Cuando Juan resalta la postura distraída de Jesús está dividiendo la escena y relegando a los fariseos a un segundo plano. Quizás ellos no entienden lo que les dice Jesús, y simplemente huyen. Quizás el propio Juan no entiende tampoco el mensaje e intenta ingenuamente reconstruirlo con las categorías mentales de la época.

Siendo la adúltera la única que permanece en la escena junto a Jesús podemos concebir que sólo ella entendió al galileo. Quizás Jesús les dijo a los fariseos: Si ella no se salva, vosotros tampoco os salvareis.

Audio

¡Hola!
¡Un saludo!