¡Bienvenidos!
pitagoras Tresfonsitas

Mark Twain

Oh Señor nuestro Padre, nuestros jóvenes salen a combatir.

Oh Señor nuestro Dios, ayúdanos a destrozar a nuestros enemigos y convertirlos en despojos sangrientos con nuestros disparos.

Ayúdanos a cubrir los campos enemigos con la palidez de sus jóvenes muertos.

Ayúdanos a ahogar el trueno de sus cañones con los quejidos de sus heridos que se retuercen de dolor.

Ayúdanos a destruir sus humildes viviendas con un huracán de fuego.

Ayúdanos a acongojar los corazones de sus viudas inofensivas con aflicción inconsolable.

Ayúdanos a echarlas de sus casas con sus niños, para que deambulen desvalidos por la devastación de su tierra desolada, vestidos con harapos, hambrientos y sedientos, a merced de las llamas del sol de verano y los vientos helados del invierno, quebrados en espíritu, agotados por las penurias.

Te imploramos que acabes con sus esperanzas, arruines sus vidas, prolongues su amargo peregrinaje.

Haz que su andar sea una carga, inunda su camino con sus lágrimas, tiñe la nieve blanca con la sangre de las heridas de sus pies.

Te lo pedimos, a Ti que eres Fuente de Amor, sempiterno y seguro refugio y amigo de todos aquellos que padecen.

A Ti, humildes y contritos, pedimos tu ayuda. Amén.

En la guerra civil americana los 2 bandos rezan al mismo Dios. Y Mark Twain aprovecha para, aplicando simplemente la lógica de lo contrario, reducir al absurdo la supuesta colaboración del único Dios con uno u otro de los bandos beligerantes.

En España, en el siglo XX, Emilio el Moro aplicando una lógica borrosa, pero guiada también por el principio de inversión, transforma en crueles burlas las coplas populares que exaltan el amor, la familia, la amistad, lo que fuere.

Emilio no se mete en cuestiones teológicas como Twain; no le da tampoco un nivel de "filosofía alemana" a sus "ocurrencias": lo único que dice es que "esas flores que hoy te maravillan se marchitarán mañana y entonces..."

Emilio nos recuerda que "no todo va a ser amor".

¡Hola!
¡Un saludo!