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pitagoras Tresfonsitas

Los tres Franciscos

En el diario Ahora, en 1935, Salvador de Madariaga se expresa con estas palabras:

Así las cosas, no parecen vislumbrarse más que tres soluciones. Gobierna la derecha contra el centro y la izquierda por medio de la fuerza; ataca la izquierda la ciudadela nacional por medio de la revolución, o gobierna el centro, manteniendo entre los extremos una vía media de concesiones simetrizadas para dar a ambos un mínimo de satisfacción. Las dos primeras nos llevan a la guerra civil; …..la tercera … asegura ya de inmediato un mínimo de ….. bienestar de los españoles, ya que se les libera de la pesadilla de la pólvora, el bicornio, el estado de guerra, la zozobra, y se da libre rienda a la actividad pacífica de unos y otros, al comercio, la ganancia, al salario.

Pero para que esta solución, única razonable, pueda cuajar se necesitan ciertas condiciones: la primera es que haya centro.

Madariaga, en estas palabras, anticipa la guerra civil de 1936, no con una predicción formal, sino como una serie de premisas de las que se deduciría la inevitabilidad del conflicto armado.

Y es que la derecha se ha fortalecido en gran medida en los 3 últimos años: la empresa privada, la propiedad y, sobre todo, la Iglesia, han funcionado muy bien como mecanismos de proselitismo y "selección". Se puede decir que lo mejor de la juventud ha sido "fichado" por ellos.

Y por una "lógica" elemental, los jovenes que tienen menos oportunidad de formación, y por tanto, de empleo, se alinean en la filas de la izquierda.

En cuanto al centro, hay que decir que sufre una continua erosión. Da lo mismo que el centro-izquierda tenga el poder; o que lo tenga el centro-derecha; el resultado es el mismo: el centro no tiene fe en si mismo y la sociedad va perdiendo estruendosamente la fe en la moderación.

Esta triple opción fue etiquetada por el propio Madariaga con la expresión "los tres franciscos": Francisco Franco, Francisco Largo Caballero y Francisco Giner de los Ríos.

Franco es, al fin y al cabo, el "fichaje de última hora", por parte de la derecha, de un general del Ejercito.

Largo Caballero es el hombre convencido hasta el "fanatismo" de la injusticia radical que reina en la sociedad española. Y no es que no existiera esa "injusticia radical". Y no es que no se pudiera (y debiera) esperar un cambio (a mejor) para el pueblo español. El problema es que el fanatismo es la peor de las actitudes posibles a la hora de conducir cualquier proceso de cambio social.

En cuanto a Giner de los Ríos lleva muerto desde 1915. Su nombre representa muy bien ese grupo de hombres que han diseñado el mejor proyecto para España; el mejor y el único posible. Pero un buen diseño no es suficiente: hace falta conocer y saber manejar esas palancas que transforman una sociedad en profundidad. Y no supieron, o no pudieron, o no quisieron (se quiere decir "querer" de verdad, con fuerza).

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