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pitagoras Tresfonsitas

Gandhi

A fines de 1938 Gandhi declaraba: "Si yo fuera judío nacido en en Alemania…….. reclamaría Alemania como mi hogar…… y me negaría a ser expulsado…. Y para hacer esto, no aguardaría a que mis compañeros judíos se unieran a mí en la resistencia civil, sino que tendría la confianza de que al final los demás seguirían mi ejemplo... Y el sufrimiento voluntariamente padecido les traerá fuerza interior y alegría ..."

Es decir, "si yo fuera judío alemán reclamaría Alemania como mi hogar y para hacerlo, no miraría a izquierda y derecha, para ver primero lo que hacen los demás judíos y si esta postura me trae sufrimientos con ellos vendrá la fuerza interior que me permita seguir adelante".

Cualquiera de los grandes filósofos germanos reconocería la solidez intelectual de la construcción lógica de las afirmaciones de Gandhi.

Cualquiera de los grandes místicos españoles reconocería la validez de las construcciones espirituales de Gandhi.

Es posible que lord Mountbatten o Lady Edwina pensaran del hindú con el que trataban en 1947: "cómo es posible que este hombre sea a la vez tan inteligente y tan idiota". Bueno, seguramente no era culpa de ellos que fueran incapaces de comprender una personalidad como la de Gandhi.

Quizás las recomendaciones de Gandhi no encontraron el lugar o el momento adecuado para ser plenamente comprendidas; quizás nunca y en ningún lugar sean plenamente válidas.

Pero quizás su afirmación en el sentido de que los judíos alemanes reclamen su lugar en su patria no esté lejos de ser oportuna y posible.

Y del mismo modo se podría pensar que el momento de que los judíos expulsados de España por los reyes católicos reclamen su lugar en la península ibérica puede haber llegado.

Y no es descabellado pensar que un judío que hoy viva en Buenos Aires, o en San Francisco, o en Hong Kong o en Johannesburgo, podría encontrar mejor acomodo en Barcelona, o Nápoles, o San Petersburgo, o en Londres.

Y es que si Tolstoi, o Unamuno o el Dante o Stendhal han contribuído como nadie a la rica variedad que presentan los pueblos de Europa, nadie como los judíos han contribuído a la indudable homogeneidad que cualquiera reconoce entre las gentes de los Balcanes o de las islas Británicas, o de las orillas del Báltico o del sur o del norte de los Alpes…

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