Los dos Pacos, Ibáñez y Quevedo, nos informaron del destino de la plata: "… y es en Génova enterrado".
Felipe Ruiz da más detalles sobre el asunto.
Informa de que al cerrarse el Camino español el viaje Barcelona-Génova deja de ser utilizado por la plata.
Entonces hay que usar el Atlántico para llegar a Flandes y Madrid firma en 1635 un acuerdo con Inglaterra cuyas reglas nos describe el profesor Felipe Ruiz. "…traslado de dinero… desde los puertos andaluces a Dover, donde…. era redistribuido: …un tercio era conducido a la Torre de Londres; …el resto continuaría… hasta Flandes…"
Así pues, otra parte de la plata era "enterrada en Londres".
Pero en 1848 termina la larga guerra entre los Países Bajos del Norte y España con el tratado de Munster. Y ahí sitúa Felipe Ruiz el punto de expansión del Imperio holandés: "…el apogeo se sitúa entre 1648 y 1672 cuando el ascendiente de las Provincia Unidas campea… en los ámbitos españoles… y los metales preciosos americanos aceitan los engranajes de la monumental maquinaria…"
Tenemos otro destino de la plata: Holanda.
Y Felipe Ruiz sigue adelante con la Paz de los Pirineos de 1659 entre España y Francia. Ahora las importaciones españolas de productos franceses se pagan en plata.
Francia entonces también recibió los metales de Hispanoamérica.
Y continua el doctor Felipe Ruiz explicando que ingleses y holandeses pagaban en plata sus compras en Asia, sobre todo en China.
Es decir, la plata no se quedaba en Italia, Inglaterra, Holanda o Francia, sino que finalmente viajaba a Asia.
Y tampoco se queda ahí en su razonamiento Felipe Ruiz: niega que la plata estuviera "enterrada en China" y explica que termina volviendo a Europa con La Revolución industrial y las Guerras del opio.
De modo que hemos pasado del segmento rectilíneo entre Barcelona y Génova, a una explicación mucho más variada y compleja y que termina describiendo un trazado curvilíneo.