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pitagoras Tresfonsitas

Álvaro Cunqueiro

Este amigo de los muelles, de las estaciones, de los fríos andenes, de las largas avenidas, de las ruinas y las nieblas, monologaba, intentando traer a la caverna de su sueño las palabras y las estrofas de este confuso, hermoso y aterrador poema que llamamos vida.

Estas palabras de Cunqueiro estaban dedicadas a James Joyce, con ocasión de la muerte del escritor irlandés. El autor gallego, como el autor del Ulises, ha trabajado sobre los grandes asuntos de la cultura griega.

Así, en Un hombre que se parecía a Orestes trata el tema de la venganza. El tema está extraído de la profunda realidad humana: el padre de Orestes es asesinado por su mujer adúltera y su complice amante. Podría tratarse de una novela de Agatha Christie. El valor añadido por Cunqueiro es la falta de prisa por parte del vengador, que culmina en la comprensión final de que vengar la muerte de su padre y asesinar a su madre sería la mayor de las estupideces. Cunqueiro estaba muy satisfecho de este libro, aunque habría deseado haberle dedicado algún tiempo más de trabajo.

En O incerto señor Don Hamlet, Príncipe de Dinamarca, aunque sorprenda por el título, Cunqueiro trata el mito de Edipo. En todo caso, el escritor gallego se aleja del prototipo literario basado en la fatalidad del destino y en la mixtificación operada por el azar. La oferta del incesto es realizada por la madre de Hamlet-Edipo del modo más franco y la brutal respuesta del hijo consiste en el asesinato de su madre y su posterior suicidio. Se ha calificado la versión cunqueiriana como propia del teatro del absurdo, o incluso dentro del humor negro.

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