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pitagoras Tresfonsitas

Carlos V

Mucho erré en no matar a Lutero, y si bien lo dejé por no quebrantar el salvoconducto y palabra que le tenía dada, pensando de remediar por otra vía aquella herejía , erré, porque yo no era obligado a guardarle la palabra, por ser la culpa de hereje contra otro mayor Señor, que era Dios, y así yo no le había ni debía guardar palabra, sino vengar la injuria hecha a Dios..

Este pensamiento del emperador Carlos V en su retiro de Yuste, hace pensar que había dejado tras de sí las tareas pesadísimas de la gestión del imperio, pero la dureza de su corazón le había acompañado.

Otro caso se puede citar como prueba de su carácter fiero e intolerante. Parece que había mucha hambre en aquel momento, y eran muchos los que acudían a la puerta del Monasterio de la comarca verana en busca de algún alimento. Molestó al Emperador que entre los menesterosos hubiera mujeres mozas que hablaran con los frailes. Por todo lo cual se dispuso que se repartiera comida a los necesitados en otros lugares de la comarca y que no acudieran más a la puerta del Monasterio jerónimo.

Si tenemos en cuenta, además, que Carlos de Gante se llevo con él al retiro extremeño sus malos hábitos alimentarios (carne, especias,...) no es un despropósito pensar que la decisión del Emperador, mas bien que a mejorar su calidad de vida, contribuyó a precipitar su muerte.

La Casa de Austria y el Imperio Español

Carlos había dejado como heredero del Imperio español a su hijo Felipe II. A este le sucede Felipe III, al cual sucede Felipe IV, que es sucedido a su vez por Carlos II. Estos son los cinco monarcas españoles que conforman la llamada Casa de Austria.

Hay acuerdo general en asociar a los dos últimos Austrias, Felipe IV y Carlos II, con la decadencia del Imperio Español.

Sin embargo, como es habitual, el germen de los problemas se puede encontrar mucho tiempo antes, quizás en el momento de la llegada del joven Carlos de Gante a la península Ibérica. Carlos va a heredar de sus abuelos maternos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, lo que hoy llamaríamos España y además los territorios que acaban de descubrirse en América. Además, hay que hablar de la sociedad española que recibe al joven flamenco: son gentes que, despues de siete siglos de lucha, han conseguido vencer a los moros; son gentes producto del roce de siete siglos con la superior cultura árabe, roce en el que ha intermediado la comunidad judia, ya expulsada del territorio español; son gentes preparadas para el desafío que va a suponer la colonización de un nuevo continente.

Por el lado paterno, Carlos hereda de sus abuelos, María de Borgoña y el emperador Maximiliano, los Países Bajos y el Condado de Borgoña. Y claro, hay que mencionar al séquito que desembarca con él en la península: un grupo de flamencos altaneros y arrogantes, y también insaciables.

Si alguien mirara un mapa mundi del reinado de Felipe II (rey de España y Portugal) para contemplar como en sus dominios no se ponía el sol, vería dos pequeños territorios, uno al norte de Francia, formado por lo que hoy conocemos como Bélgica, Holanda y Luxemburgo, y otro al este, el Franco Condado; son las tierras heredadas por vía paterna por Carlos de Gante, y transmitidas a sus descendientes, los reyes españoles de la Casa de Austria.

Pues bien, estas dos pequeñas propiedades, pequeñas en términos relativos, van a ser los sumideros por los que va a desaparecer el sudor y la sangre de aquellos españoles que van a colonizar América y el Pacífico; de aquellos andaluces, vascos, extremeños,....; de Cabeza de Vaca, de Nuñez de Balboa, de Urdaneta... Eso sí, sudor y sangre mezclados con el sudor y la sangre indígenas, y con inmensas cantidades de oro y plata.

Esta úlcera, las tierras de la familia que Carlos se trajo desde su Gante natal, irá desarrollándose y creciendo, a pesar de los inmensos recursos obtenidos en América, hasta que se vuelve insoportable con los dos últimos Austrias.

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